Evento paralelo organizado durante la Conferencia de Doha
La conferencia de Doha imprimió una nueva dinámica a los mecanismos innovadores de financiación para el desarrollo, tras la experiencia piloto iniciada en Monterrey. Si la Conferencia de Monterrey hacía una tímida referencia a los mecanismos innovadores de financiación, la Conferencia de Doha les dedica un párrafo específico en su Declaración Final.
Evento de alto nivel dedicado a los mecanismos innovadores de financiación
El Grupo piloto, las Naciones Unidas y Francia organizaron un evento de alto nivel el 29 de noviembre de 2008. Esta reunión, animada por Djigui Camara, presidente del Grupo piloto, fue inaugurada por el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, en presencia de Alain Joyandet, Secretario de Estado francés para la Cooperación y la Francofonía, Philippe Douste-Blazy (Asesor del Secretario General de las Naciones Unidas para una financiación innovadora del desarrollo y Presidente de UNITAID), así como de numerosos ministros y personalidades de la vida internacional.
El evento, que contó con la participación de más de 160 asistentes, permitió, en particular, abogar por un cambio de escala en materia de mecanismos de financiación innovadores para el desarrollo y reunir a los principales actores en este ámbito.
Inaugurado por el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quien recordó en su discurso su particular interés por estas fuentes del desarrollo y su utilidad en el actual contexto internacional, el evento ofreció la palabra a los ministros de los principales países interesados, a los dirigentes de las instituciones encargadas de poner en marcha esos mecanismos de financiación (Unitaid, IFFIm, AMC, Fondo Mundial), a las organizaciones internacionales y a las ONG, bajo la égida del presidente del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la OCDE, Eckhard Deutscher, y del representante especial de la presidenta de Chile, Ricardo Ffrench-Davis.
Asimismo, se examinaron numerosas perspectivas, como, por ejemplo, la de asignar al desarrollo el producto de las subastas de CO2, o la creación de un impuesto sobre las transacciones cambiarias, cuyo ínfimo nivel (0,005%) no incidiría en los mercados financieros, la promesa de una posible contribución voluntaria de solidaridad, y las sumas considerables que se escapan de los países en desarrollo debido a la evasión fiscal y a los flujos ilícitos de capitales.
El ministro francés A. Joyandet recordó en su discurso la riqueza de esas propuestas, subrayando que pese a incluir diferentes mecanismos, las fuentes innovadoras de financiación presentan una unidad coherente gracias a la conjugación de tres factores: la adicionalidad, la previsibilidad y la corrección de los efectos negativos de la globalización.
Considerando que “la crisis financiera que hoy atraviesa el mundo no puede más que reforzar nuestra voluntad” lanzó un llamamiento a la comunidad internacional para “que complemente la ayuda tradicional mediante estos mecanismos innovadores, y reflexione acerca de una mejor regulación de la globalización”. Por su parte, P. Douste-Blazy indicó que “los mecanismos innovadores de financiación pueden aportar recursos para la solidaridad nacional, en momentos en que los presupuestos nacionales de los donantes se movilizan para resolver sus propios problemas”.
El 14 de mayo de 2009