Acción contra el hambre y la pobreza.
25 de septiembre de 2008, Nueva York. Evento de alto nivel de las Naciones Unidas sobre los ODM.
Declaración sobre las financiaciones innovadoras para el desarrollo
De las palabras a la acción
En enero de 2004, en Ginebra, los presidentes brasileño, chileno y francés, con el apoyo del Secretario General de las Naciones Unidas, lanzaron la iniciativa contra el hambre y la pobreza y llamaron a crear nuevas fuentes de financiación a favor del desarrollo para progresar en la realización de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
A raíz de una reunión técnica celebrada en septiembre de 2004, Brasil, Chile, España y Francia presentaron a las Naciones Unidas un informe cuadripartito sobre las distintas opciones disponibles relativas a los mecanismos innovadores de financiación. Proponían fuentes de financiación, descartando los aspectos negativos y fomentando los aspectos positivos del proceso de globalización. El objetivo era lograr una globalización humanizada y un desarrollo compartido.
Durante la cumbre mundial de 2005, 79 países aportaron su apoyo a la declaración de Nueva York a favor de las fuentes innovadoras de financiación del desarrollo, copatrocinada por Alemania, Argelia, Brasil, Chile, España y Francia.
La Conferencia Ministerial de París sobre mecanismos innovadores de financiación, organizada por Francia en febrero de 2006, permitió la creación del grupo piloto sobre contribuciones de solidaridad a favor del desarrollo, encargado de examinar estos temas. El grupo cuenta actualmente con 54 países y cuatro miembros observadores.
Se han puesto en marcha recientemente varios mecanismos innovadores: la contribución internacional de solidaridad sobre los billetes de avión, que financia la Facilidad Internacional de Compra de Medicamentos UNITAID, la Facilidad Financiera Internacional para la Inmunización y un programa piloto de garantía de compra futura (AMC) de vacunas contra el neumococo. Estas acciones son progresos alentadores para las financiaciones innovadoras.
UNITAID fue lanzada en septiembre de 2006 por Brasil, Chile, Francia, Noruega y Reino Unido. Un año después, 27 Estados miembros, con el apoyo de la Fundación Bill y Melinda Gates, confirmaron su respaldo financiero a dicha iniciativa. UNITAID se financia esencialmente con los ingresos de las contribuciones de solidaridad sobre los billetes de avión, que se completan con contribuciones a largo plazo. Auspiciada por la OMS, UNITAID se propone consolidar el acceso a largo plazo a tratamientos de calidad, y con precios negociados, contra el sida, la tuberculosis y la malaria, a quienes más lo necesitan. La mutualización de recursos perennes ha permitido obtener precios reducidos de las compañías farmacéuticas.
Sin dejar de respetar plenamente su índole privada, la comunidad del desarrollo ha concentrado sus esfuerzos, en estos últimos años, en las remesas de fondos de los emigrantes que, aunque no sean estrictamente un modo de financiación innovador, son otro aspecto alentador de desarrollo. Considerando todos los países en desarrollo, estas remesas representan la segunda fuente principal de capital. Reducir el costo de esas transferencias, proteger y mejorar su tránsito e incrementar su impacto sobre el desarrollo son por tanto una prioridad urgente. Se han adoptado varias iniciativas concretas para reducir el costo de las transferencias de los emigrantes, respetando al mismo tiempo su índole estrictamente privada, y para sostener las inversiones productivas que permitirán acelerar el desarrollo, incluso mediante la promoción del acceso de las familias receptoras a instituciones financieras.
Nuestro grupo GT-7 y el grupo piloto sobre contribuciones de solidaridad a favor del desarrollo han hecho el balance de la investigación y análisis, haciendo avanzar el debate sobre varias de las propuestas contenidas en la lista de opciones de mecanismos innovadores de la financiación del desarrollo, incluida –entre otros la aplicación de los derechos especiales de giro por parte del FMI en tanto que mecanismos contracíclicos para luchar contra los choques financieros y comerciales que sufren los países en desarrollo; la lucha contra los flujos ilícitos de capitales (se ha creado un grupo de trabajo sobre este tema, presidido por Noruega, que estudia los medios para mejorar la lucha contra el fraude fiscal consolidando la transparencia de las transacciones financieras); la introducción de una tasa moderada sobre las transacciones de cambio, aunque esta idea conlleva muchas dificultades técnicas y políticas; continuidad de la reflexión sobre la contribución potencial del mercado del carbono; creación de un fondo de solidaridad digital, que se financiaría con una contribución del 1 % sobre las transacciones vinculadas a las tecnologías de la información y la comunicación.
Un nuevo compromiso
Consideramos que tenemos una responsabilidad colectiva para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), elemento esencial para erradicar la pobreza, promover un desarrollo sostenible –en su dimensión económica, social y medioambiental y garantizar la prosperidad para todos.
Recordamos los compromisos adoptados por la comunidad internacional en la Conferencia de Monterrey, en marzo de 2002, de incrementar los recursos para el desarrollo, incluida la ayuda pública para el desarrollo.
Reconocemos que algunos países han establecido calendarios, en particular los países de la Unión Europea, aprobados en 2005, para alcanzar el objetivo del 0,7% del INB de aquí a 2015 o de continuar sus esfuerzos más allá, y llamamos a los demás países desarrollados a que actúen de igual manera. Nos alienta el incremento de los flujos de ayuda procedentes de los países en desarrollo.
Estamos convencidos de que con flujos de ayuda más estables y más previsibles, incluidas las financiaciones adicionales procedentes de mecanismos innovadores, se podrá mejorar considerablemente la eficacia de la ayuda y su impacto en la pobreza, distribuyendo los beneficios de la globalización entre los países desarrollados y los países en desarrollo.
Llamamos a la comunidad internacional a ir más allá y a unir sus esfuerzos para identificar mecanismos nuevos e innovadores para financiar el desarrollo de modo regular, previsible y adicional, como ya se dijo en la Declaración de Nueva York de septiembre de 2004, la Declaración de Nueva York de septiembre de 2005, y según queda reflejado en el documento final de la Cumbre Mundial de 2004 sobre la revisión de los ODM.
Reafirmamos nuestro compromiso político para erradicar el hambre y la pobreza y para concretar los ODM, y llamamos a los demás para que conviertan las palabras en acciones y consideren la aplicación de fuentes innovadoras de financiación en la conferencia de seguimiento sobre la financiación del desarrollo, que se celebrará en Doha, Qatar, en noviembre de 2008.
El 23 de diciembre de 2009